Los Bomberos Italianos en las Batallas de Lima

ARTÍCULO DE ERNESTO LINARES MASCARÓ
Mucho se ha escrito, entre verdades y leyendas, sobre las batallas por la defensa de Lima. Entre las leyendas referidas a esas batallas está la presunta actuación de bomberos italianos. Uno de los ellos es de origen peruano y se refiere al fusilamiento de bomberos italianos tras el incendio de Chorrillos. El otro es de origen chileno y se refiere a la participación de una inexistente Legión Garibaldi en la batalla de Miraflores.
En el presente estudio, revelaremos el origen de ambas leyendas.

LAS COMPAÑÍAS DE BOMBEROS EN EL SIGLO XIX
Las Compañías de Bomberos eran una especie de clubs en donde se reunían las colonias extranjeras. En esa época existía en Lima compañías de bomberos conformadas por las colonias extranjeras: Roma (italiana), France (francesa) y Victoria (inglesa); además de Lima, Cosmopolita y Salvadora, que eran básicamente de peruanos. En Chorrillos existía la compañía Garibaldi (italiana) y en el Callao existían las compañías Unión Chalaca, Italia (italiana), otra Garibaldi (italiana) y Salvadora.
Las compañías de bomberos de esa época tenían armas de fuego para sus miembros y debido a la importante presencia de extranjeros, formaban parte de la Guardia Urbana(1), de la cual tenían la primera jefatura de la Guardia Urbana (2).

Capitán de bomberos Manuel Tirado en 1884. Foto: Compañía de Bomberos Lima

Durante la defensa de lima, se dispuso que las compañías de bomberos Lima y Cosmopolita (consideradas peruanas) integraran las brigadas de artillería(3). También de manera voluntaria, varios miembros de las compañías de bomberos “fueron destinados a trabajos en las baterías apostadas en el cerro San Bartolomé”(4).
Los miembros de la Compañía de Bomberos Lima N° 1 (hoy es N° 4) participaron en la colocación de piezas de artillería en septiembre de 1880(5).
La participación de miembros de las compañías de bomberos en cuerpos de artillería no solo ocurrió en Perú, también sucedió en Chile. Cuando los buques peruanos Huáscar y Unión arribaron al puerto chileno de Caldera el 20 de julio de 1879, se produjo tal alarma en el puerto que las fuerzas locales –de 500 a 600 hombres más artillería en fuertes al sur y al norte de la población- fueron reforzadas por un cuerpo de bomberos, como lo narra el cónsul británico de ese puerto chileno:
“El Intendente Don Guillermo Matta vino desde Copiapó con un cuerpo de Bomberos, quienes estaban bien armados y organizados bajo leyes militares, junto con su extinguidor de fuegos para estar listos en caso de un bombardeo”(6).

LOS BOMBEROS QUE FUERON ATACADOS MIENTRAS APAGABAN EL INCENDIO
Es conocido que después de la batalla de San Juan (13/I/1881) una parte de las tropas chilenas se dedicó a la destrucción de Chorrillos, el balneario más bello del Perú del siglo XIX. Si bien durante el siglo XX se difundió la leyenda de que 13 bomberos italianos de la Compañía Garibaldi de Chorrillos fueron fusilados por el ejército chileno cuando intentaban apagar el incendio del balneario, nada parecido a eso he encontrado en los libros de los historiadores de esa época (Barros Arana, Caivano, Markham, Paz Soldán, Vicuña Mackenna). Mas bien, un relato parecido encontré en el diario chileno La Actualidad (26/I/1881), cuando relata los desmanes que hubo en Lima el domingo 16 de enero de 1881, al día siguiente de la batalla de Miraflores:
“A las primeras horas del día acudieron las bombas a los lugares incendiados con el fin de extinguir fuego; pero las turbas comunistas se oponían a viva fuerza a permitir que las bombas funcionasen.
Tan nutrido era el fuego que hacían sobre los bomberos, que éste tuvo que abandonar el camino para salvar la vida, i entónces esos malhechores trataron de incendiar las bombas, logrando su intento con algunos carros, i según se nos ha informado también con una de las bombas italianas.
Un bombero fue herido por bala de rifle i recojido por una ambulancia, trasladado al hospital de sangre de San Pedro”(7).
Ese es un relato anónimo, referido por un testigo extranjero según el diario. Cabe señalar que La Actualidad era un diario subsidiado por el ejército chileno, publicado en Lima por el periodista chileno Luis Castro en la imprenta que perteneció al diario El Peruano (8) y uno de sus redactores fue Daniel Riquelme (9). Si bien era un diario que estaba a favor a la paz, de vez en cuando se burlaba o publicaba cosas denigrantes contra los limeños o el ejército peruano, con evidente intención de atacar la moral peruana, por lo que su información hay que contrastarla con otra. Hace pocos años, se publicó la carta del británico Robert Ramsay Sturrock, quien fue testigo de los hechos y señala algo parecido al diario chileno, sobre que los soldados peruanos saquearon las tiendas de ciudadanos chinos en Lima, atacaron a los bomberos:
“Los incendios continuaron durante toda la noche y los “bomberos” tuvieron que luchar con los soldados para poder extinguirlos, muriendo alguno de ellos, uno de los ingleses y algunos de los italianos”.(10)
Esta es la versión que nosotros conocimos en el Siglo XX, pero los bomberos no apagaban los fuegos de Chorrillos, sino de Lima; fueron atacados por soldados peruanos, no chilenos, y no se detalla que los bomberos fueran de nacionalidad italiana.
En donde encontré sobre la muerte de italianos en Chorrillos es en un documento el archivo del Foreign Office (Relaciones Exteriores) británico, cuyas fotocopias de microfilm se encuentran en la biblioteca del Instituto de Estudios Histórico-Marítimos del Perú (IEHMP) hace cuatro décadas.
Spenser St John, ministro plenipotenciario británico en Perú, escribió un oficio al secretario de Asuntos Exteriores, conde de Granville (09/VIII/1881), quejándose del comportamiento del general Manuel Baquedano González, jefe del ejército chileno, porque no protegió a los extranjeros ni las propiedades extranjeras, a la vez que lamenta la muerte del doctor inglés Maclean en Chorrillos. Entre los varios documentos que anexa, hay una relación de reclamos británicos al Gobierno de Chile por daños en Huanillos, Pisagua, Miraflores, Chorrillos, Barranco, Ancón, Macas, Chimbote, Paita, Callao, Quilca, Supe, Arica y Cerro Azul por montos que ascendían a S/. 54,328.59 y £ 64,291 – s. 18 – d. 2 (11) y una declaración del francés Charles Orengo al ministro plenipotenciario de Francia en Perú, Eugene Domet de Vorges, en su idioma natal.

Spenser St. John. Foto: middleton-stjohns.com

1.- Charles Orengo, testigo del fusilamiento de italianos en Chorrillos
Charles Orengo fue un francés que residió en Chorrillos y fue testigo de la destrucción del balneario. Orengo contó que a las 5 am del jueves 13 de enero de 1881, se levantó por un cañoneo consecutivo. Salió de su casa después de haber colocado en su casa un letrero que decía Français como lo recomendó la Legación de su país, portando su reloj con cadena y 2,000 soles, lo cual era una fortuna en esa época y debieron ser sus principales bienes. A modo de comparación, un general de brigada del ejército peruano tenía un sueldo mensual de £ 28 – s. 8- d. 9,(12) equivalentes a 142.19 soles.
Situado en una altura, Orengo fue testigo de la batalla hasta las 8 am, cuando vio que las rabonas corrían hacia la costa y las tropas peruanas se dispersaban, por lo que se escondió detrás de una gran roca en la orilla del mar con unos italianos. Allí fue testigo como los peruanos desde el Morro Solar se arrojaban al mar, muriendo algunos al estrellarse en las rocas, y otros retirándose a Chorrillos.
Como los chilenos empezaron hacer fuego sobre la costa, Orengo cuenta que un italiano izó una bandera blanca hecha con una falda que le arrancó a una mujer. Los chilenos capturaron a los hombres y un jefe les interrogó sobre la existencias de minas, a lo que Orengo respondió que el Gobierno de Piérola ocupaba una habitación en el Club Regatas, en donde habitó un norteamericano que había colocado torpedos. Este norteamericano puede ser Paul Boyton, buzo contratado por el gobierno de Piérola junto a su compatriota George Kiefer para colocar torpedos marinos(13). Orengo se separó del grupo y acompañó al subteniente Fuenzalida y a 30 soldados chilenos a buscar un salón donde alojarse.
Orengo cuenta que pasó la tarde del 13 tranquilo con Fuenzalida. Cuando cenaba con él, se acercó un soldado chileno para decirle que encontró a un soldado peruano escondido detrás de un bote y cuando le intimó rendirse este le disparó; Fuenzalida ordenó que lo fusilen y lo arrojen al mar.
El viernes 14 Fuenzalida le preguntó a Orengo si tenía licor y comida en su casa, a lo que respondió que aves de corral y pan. Un sargento y dos soldados acompañaron al francés y a un italiano, Angelo Descalzi, quien debía cargar los alimentos. Orengo vio que las casas de la esquina de la calle Del Sol estaban en llamas y que el fuego comenzaba en el extremo de la calle La Mona, “pero que todas las casas ya habían sido saqueadas” (14).
La excursión fue inútil porque no había nada en la casa de Orengo. Al regreso pasaron por la calle del Tren y fueron testigos de los incendios y robos.
“En el trayecto, nosotros vimos el robo, el pillaje, el incendio, la muerte” narró Orengo,(15)quien al arribar al hotel Terry a las 3 pm, se dio con la sorpresa que Fuenzalida había sido relevado por un subteniente del regimiento Santiago. Ese día 14, Orengo se la pasó sin beber y sin comer. A las 5:30 pm llegó el capitán Aguirre con 24 soldados y se llevaron al cementerio a Orengo y a los demás: un francés, un portugués, tres italianos y unos pescadores pobres, “cuyo único delito fue haberles proporcionado pescado en la playa” (16).
Orengo narra que llegaron a las 6 pm y que tres peruanos heridos fueron fusilados en el camino. Como el capitán Aguirre le dijo a Orengo que lo iban a fusilar, para salvar su vida le entregó 2,000 soles y su reloj con cadena. Aguirre ordenó que Orengo se quedará atrás mientras él se bajó del caballo y marchó con el resto, que fueron fusilados. Los ejecutados fueron el francés Pierre Gorrio, los italianos Paulino Marsano, Lucas Chiappe y Angelo Descalzi y el portugués Juan Pereira. Gorrio y los italianos eran conocidos de Orengo, quien dijo que ellos eran vendedores de limonada y propietarios de tiendas de comestibles, además que Gorrio dejó viuda e hijos. Pereira era un pescador desconocido para Orengo. El testimonio no es explícito, pero se supone que fueron asesinados porque eran sospechosos de colocar torpedos o minas terrestres.
Luego de los fusilamientos, Orengo le dijo al capitán Aguirre que en su casa tenía un objeto de oro valorado en 50 soles, lo que era una mentira porque el mismo Orengo había visto su casa quemarse a las 2 pm. En efecto, cuando fueron a la casa, esta seguía en llamas por lo que Orengo no podía cumplir ningún obsequio. El capitán Aguirre intentó matar a Orengo, pero desistió después de las suplicas de este y lo dejó en la calle del Tren a las 7 pm, frente al cable submarino que estaba ardiendo. Orengo cuenta que se escondió en un corralón, mientras afuera los chilenos ebrios disparaban al aire y se disputaban el botín.
A las 6 am del día 15, Orengo salió del corralón y encontró a un plomero de Chorrillos, un inglés llamado Scott, junto al teniente de navío francés Le León, destacado como observador de la campaña en el Ejército chileno. Le León le ofreció agua y galleta a su compatriota, lo condujo al cuartel chileno, lo llevó a la ambulancia y le dejó su tarjeta.
“El mismo día a las 12, yo reconocí en el cuartel al capitán chileno que me salvó la vida y al saludarlo se perturbó un poco; le enseñé la tarjeta de Le Léon y al leer el nombre me dijo que lo espere al pie de una columna que allí había, para devolverme el dinero que le había dado para salvarme la vida. Efectivamente, él fue a los diez minutos con el dinero, el cual faltaba algo, e igualmente quería devolverme mi reloj, a lo que yo le pedí que lo guarde como recuerdo mío” (17).
Charles Orengo no vivió mucho después de ese acontecimiento, pues falleció en Lima el martes 18 de enero de 1881. Según St John, murió de sobreexcitación (18).

Chorrillos destruido después de la batalla. Foto: IEHMP

2.- Los casos de Orengo y Gorrio en el Tribunal de Arbitraje Franco-Chileno
Después de la guerra, Chile formó tribunales de arbitraje con Inglaterra, Italia, Francia y Alemania para solucionar los reclamos de los ciudadanos de esos países por los daños de propiedades y lesiones personales que recibieron durante la guerra. Entre los casos que se alistaron para presentar al Tribunal de Arbitraje Franco-Chileno están los de Charles Orengo y el de Pierre Gorrio. El punto débil del caso estaba en que Orengo fue el único testigo del fusilamiento de Gorrio, del portugués Pereira y de los italianos Descalzi, Chiappe y Marsano y que estaba muerto cuando se instaló el tribunal.
Para la sustentación las demandas, la Legación francesa en Lima contrató al abogado peruano Guillermo Seoane, uno de los más reconocidos juristas del siglo XIX.
Desde 1881, el plenipotenciario francés Vorges intentó obtener una compensación para la familia Orengo, pero la autoridad chilena le respondió que “ninguno de los oficiales citadas por el señor Orengo existía en el ejército”, pero cuatro años después, Seoane encontró que en el regimiento Esmeralda que integró la expedición Letelier en el centro del Perú en 1881, prestaba servicios el capitán Manuel Aguirre, demostrando la veracidad del testimonio de Orengo (19).
En un contra-memorándum de respuesta al memorándum de José Eugenio Vergara, abogado que defendía a Chile de las demandas en el tribunal, Seoane defiende las reclamaciones francesas. Así narra que en Chorrillos perdieron su casa los franceses Dominique Ahanneau, Urbain Bon, Pierre Cluzeau, Félix Dibós, Bernard Gaillour, Gustave Heudebert, Gentil Layet, Félix Léonard, Jean Baptiste Malherbe y los hijos de Charles Orengo y Pierre Gorrio (20).
Seoane sustenta la declaración de Orengo citando a otros testigos de aquel día.
El italiano Domingo Massabó confirma que estuvo en la orilla del mar junto a los franceses Orengo, Gorrio y otros, bajo los peñascos del Salto del Fraile. Estuvieron una hora en el escondite hasta que se llenó de soldados dispersos, por lo que decidieron irse, “pero tan luego que salimos al descubierto, el gran número de balas que veíamos caer al agua, nos hizo retroceder á nuestro sitio; sólo el súbdito francés Pedro Gorrio continúo adelante” (21).

Guillermo Seoane. Foto colección del autor

Massabó cuenta que Los chilenos les hicieron fuego y una mujer que iba con ellos hizo una bandera rompiendo un pedazo de su fustán y amarrándolo en el bastón de Massabó. Un oficial chileno les ordenó que suban al Morro y les inquirió si sabían de la existencia de minas, a lo que Orengo respondió que en el hotel Terry podrían haber porque unos norteamericanos estaban allí ocupados en el trabajo de torpedos. El mismo oficial se llevó a Orengo y a un portugués al hotel. Según Seoane, el hotel Terry estaba “situado al nivel de los baños, es decir, muy abajo del pueblo de Chorrillos” (22).
Fidel Giovanini señala que el 14 de enero obtuvo un pase del general Baquedano para asilarse en una balandra de bandera alemana y bajó al hotel Terry, en donde encontró a los franceses Orengo y Gorrio y que el portugués Pereira lo condujo a bordo, agregando que Gorrio quiso acompañarlo pero no pudo porque no tenía permiso. Gorrio, que se había refugiado en el hotel Terry para alejarse de los peligros de la población, fue detenido por los chilenos y fusilado el día 14 (23). La casa de los hijos de Gorrio en Chorrillos fue incendiada por los chilenos el 22 de enero de 1881, nueve días después de la batalla (24).
José Cabañas también estuvo ese día 14 en el hotel Terry, pero salvó del fusilamiento porque estaba en la cocina cuando llegó la tropa a llevarse a los franceses Orengo y Gorrio y demás personas (25).
Los casos se en el Tribunal Franco-Chileno se congelaron y esta entidad no dio sentencia alguna, por lo que nos quedamos con la duda de que tan ciertos eran los casos de Orengo y Gorrio. Chile y Francia firmaron un Protocolo el 26 de noviembre de 1887, mediante el cual Chile pagaba 300,000 pesos de 38 d. (£ 47,500) a Francia por todas las reclamaciones de ciudadanos de su país, entre ellos, los descendientes de Orengo y Gorrio (26). Francia debía determinar como repartía ese monto entre los demandantes.
3.- Un par cuentos sobre el caso de Dolores Hernández
Giovanni Battista Leonardi era un pulpero italiano que residía en Chorrillos y estaba en su casa al momento de la batalla (13/I/1881) y según viuda Dolores Hernández, natural de Guayaquil, fue asesinado ese día por soldados chilenos.
“Que como á las diez de la mañana del día trece de Enero pasado, la declarante se encontraba en cama, después de tres días de parida, en la última pieza de la pulpería de propiedad del finado de su marido, Juan Bautista Leonardi; á esta hora las tropas chilenas victoriosas rodeaban la pulpería, y no pudiendo escaparse ni su esposo ni ella por el estado de su salud, se encerraron en su pulpería; pero algunos soldados chilenos rompieron las chapas con tiros de rifle y entraron, amenazando de muerte á ambos y á su tierno hijo de tres días, insultándolos por ser italianos y diciendo que como tales, tenían que morir; el nombrado Leonardi logró por algún tiempo, con ruegos y ofreciendo todo lo que poseía, salvar su vida y la de sus deudos; pero en fin, los soldados, después de haber saqueado toda la pulpería y casa habitación, hasta dejar desnuda a la declarante, hicieron tomar asiento á dicho Leonardi encima de la cama junto a su esposa e hijo, y dos entre ellos dispararon sus rifles contra él, que quedó muerto en el acto. La declarante fué salvada por un capitán del ejército chileno, que la entregó al Estado Mayor después de haberle proporcionado un traje para cubrirse. La Hernandez fué conducida al hospital de sangre de Chorrillos, adonde quedó hasta el día diez y siete de Enero, que fué puesta en libertad y se refugió en Lima” (27).
El marino británico William Alison Dyke Acland, observador en el ejército chileno, contó que al día siguiente de la batalla (14/I/1881) “varios ingleses, mujeres y niños, que habían estado en el pueblo de Chorrillos ayer, habían sido trasladados al Cuartel para su seguridad” y que una “mujer italiana, cuyo marido había sido asesinado en su dormitorio, también había sido traída” (28). Esa mujer debió ser Dolores Hernández.
Después de la guerra, Hernández demandó al Estado chileno ante el Tribunal de Arbitraje Ítalo-chileno por 30 mil soles plata por la muerte de su esposo. El tribunal se declaró incompetente porque “no se ha presentado certificado consular, ni documento alguno, para acreditar el carácter de súbdito italiano de dicho Bautista Leonardi, i estimado deficiente la prueba testimonial, única rendida para comprobarlo” (29).
Creo que el caso de Dolores Hernández dio origen a dos cuentos. Uno de estos fue narrado por el chileno Alberto del Solar, oficial chileno del regimiento Esmeralda durante la guerra, quien escribió que durante el incendio de Chorrillos, un prisionero le contó que escuchó el grito de una mujer mientras caminaba por las calles del pueblo y al entrar a su casa, la vio rodeada de 20 soldados ebrios peruanos y a su esposo, un italiano de 30 años, muerto. La mujer era “alta, rubia, mórbida, excepcionalmente bella y de no más de veinticinco años de edad”. Como los soldados decían que la mujer “es nuestra”, ella pidió que la matara y por eso le disparo en la sien (30).
El otro cuento fue escrito por el peruano Nicolás Augusto González en la recopilación “Nuestros Héroes”, quien en su relato “El Incendio de Chorrillos” narra que soldados ebrios del regimiento chileno Buin ingresaron a una casa en Chorrillos, golpearon a una anciana y después violaron a una joven de 22 años. La joven se recuperó después, tomó un rifle Remington y aprovechando que los soldados estaban ebrios, mató a cinco de ellos y al final se suicidó arrojándose al mar desde el muelle (31).
4.- El traslado de los restos de 12 italianos al Cementerio General
Seis años después de las batallas de Lima, se hizo el traslado al Cementerio General de Lima (actual Presbítero Matías Maestro) de los restos de extranjeros muertos en Chorrillos los días 13 y 14 de enero de 1881 (32). Ellos son:
Italianos: Angelos Cipiollini, G.B. Leonardi, Lorenzo Astrona, Luca Chiappe, Angelo Descalzi, Giovanni Ogno, Egidio Valentini, Paolo Marzano, Giovanni Poli, Filippo Borgna, Eurico Nerini y Guiseppe Orengo.
Francés: Pierre Gorriot
Inglés: D. Macklean
Nótese que al francés Charles Orengo ya se le cambió la nacionalidad a italiana. Aparecen también las personas de los que Orengo fue testigo de su fusilamiento: los italianos Chiappe, Descalzi y Marsano y el francés Gorrio (no Gorriot), faltando solo el portugués Pereira, quien habría sido fusilado con ellos.
Es el abogado Tomasso Caivano, menciona en su polémica obra sobre la guerra, quien menciona a los italianos Borgna, Ogno, Cipollina, Leonardi y Nerini asesinados por los chilenos en Chorrillos (33), no encontrando pistas sobre Astrona, Valentini y Poli.
Sobre el inglés, su nombre es William Maclean y vivió varias décadas en Lima antes de su muerte. Ya tenía el antecedente de que había sido indemnizado por Chile por un incidente ocurrido el 2 de octubre 1838, en plena Guerra contra la Confederación Perú-Boliviana, cuando un soldado chileno le rompió la cabeza con su lanza, al que también acusó de robarle su caballo (34). El día de la batalla de San Juan, Maclean era el único ocupante de la casa de Spenser St. John en Chorrillos, quien escribió:
“El único testimonio que yo he sido capaz de obtener acerca de la muerte del Dr. Maclean es el de dos italianos, quienes dicen que ellos escucharon declarar a algunos soldados chilenos que durante el ataque a Chorrillos, ellos vieron al doctor saliendo de mi casa, que le cayó un disparo que lo hizo retroceder a la residencia y después de la batalla, un soldado entró a mi vivienda, encontrando al Dr. Maclean herido, acostado en un cuarto. Últimamente, nosotros descubrimos un esqueleto en este punto y los restos calcinados de un libro inglés, lo cual confirma en parte el testimonio del soldado” (35).
En la placa que inauguró el presidente Augusto B. Leguía en la Compañía de Bomberos Garibaldi de Chorrillos en 1922 (36), aparecen todos los italianos señalados en 1887, más Orengo (a quien nuevamente lo hacen pasar como italiano) y Paolo Risso (37); aunque este último nombre no aparece en ninguna relación que yo haya visto del siglo XIX.

Placa recordatoria en la Compañía de Bomberos Garibaldi. Foto: visitasguiadashistoricas1879.blogspot.com

De esta manera, ya tenemos a los 13 bomberos italianos. Existe la posibilidad de que todos ellos, incluido el francés Orengo, hayan sido miembros de la Compañía de Bomberos Garibaldi de Chorrillos.

LA LEGIÓN GARIBALDI EN LAS BATALLAS DE LIMA
Otra leyenda que surgió en esa época y que aún en el Siglo XXI algunos creen, es que el ejército peruano contaba con un batallón formado por italianos llamado Legión Garibaldi.
1.- Las crónicas sobre soldados con el uniforme de la Legión Garibaldi
En la campaña de Lima, el ejército chileno no solo fue acompañado por observadores militares extranjeros (un norteamericano, un francés, un italiano y un británico), sino también por corresponsales de guerra, entre los que podemos mencionar a Eloy Caviedes de El Mercurio de Valparaíso, Eduardo Hempel de El Ferrocarril de Santiago, Ángel Custodio de El Nuevo Ferrocarril de Santiago, Daniel Riquelme de El Heraldo, Luis Castro (el mismo que después dirigió La Actualidad) -que según Piero Castagneto era del diario La Patria de Valparaíso y según Walter Douglas del diario La Época-, entre otros.
Uno de las primeras crónicas de las batallas de Lima en publicarse fue escrita por el corresponsal del diario La Patria de Valparaíso, quien en su versión sobre la batalla de Miraflores hizo la primera descripción de la inexistente Legión Garibaldi:
“En uno de los fuertes de la izquierda enemiga, al pie de unos cañones, había un grupo de mas de doce italianos muertos, con pantalón colorado y levita negro.
Yo creo que debían ser artilleros y formaban alguna lejión especial, pues entre ellos ví dos gorras de paño finas, que llevaban sobre la vicera una plancha roja con letras doradas, las cuales decían:- Garibaldi.
Un prisionero me refirió que la tal lejion Garibaldi era bomberos italianos; y eso es mui posible, por que en varios otros sitios de los atrincheramientos se encontraban muchísimos cascos negros de cuero impermeable con fiador escamado de bronce, como los que algunos de nuestros bomberos usan.
Tengo la conviccion de que nuestro ejército se ha batido contra peruanos, italianos y aun españoles…” (38).
De acuerdo a Piero Castagneto, esta versión de la batalla de Miraflores fue escrita por Ricardo González y González y publicada en el diario La Patria el 25 de enero de 1881 (39). La versión que transcribimos la tomamos de un folleto separado del diario, pero es similar al extracto que aparece en el Boletín de la Guerra del Pacífico (40), periódico distribuido por el Ministerio de Guerra de Chile. El historiador británico Clements Markham indicó que una de sus fuentes fue el Boletín de la Guerra chileno y por eso en su descripción de la batalla de Miraflores manifiesta que: “en un lugar había una docena de jóvenes italianos, voluntarios que no querían que sus amigos peruanos vayan a pelear sin ayuda de ellos. Eran muchachos de la «Legión Garibaldi», como lo atestigua la leyenda en sus gorras” (41).
Pero la versión del corresponsal La Patria no fue la única. También el corresponsal del diario El Ferrocarril, Eduardo Hempel, escribió sobre la llamada Legión Garibaldi tanto en la batalla de Chorrillos como en la de Miraflores. Su versión de Chorrillos, es que estaban atrincherados en una casa disparando a las fuerzas chilenas
“Probablemente pertenecia a une lejion de poco mas de 200 hombres que usaba una gorra igual i en la placa roja, de forma cuadrada, mas larga que ancha, el nombre “Garibaldi” en letras bordadas de oro. De esta lejion, compuesta en su jeneralidad de italianos según nuestros informes, sucumbió un buen número con las armas en la mano.
Alguien dijo que pertenecian a la compañía de bomberos italianos de Chorrillos; pero esto no es exacto porque la bomba de Chorrillos se llamaba “Pompa Italia”, i la de Lima “Pompa Roma”.
Eran simplemente estranjeros que habían tomado las armas, sea en servicio del Perú, sea en defensa de sus intereses radicados en aquel suelo, o bien obligados a ello por las autoridades peruanas” (42).
Y para la versión de la batalla de Miraflores, Hempel vuelve a decir casi lo mismo:
“En un fuerte inmediato al que el teniente Silva Palma había visitado con peligro de su vida, habia varios cadáveres con el mismo uniforme que usaban los que en Chorrillos llevaban gorra negra con una placa encarnada i el nombre Garibaldi, bordado en letras de oro. En ese fuerte habia peleado la Guardia Chalaca a las órdenes del coronel Cárlos Arrieta, i entre los cadáveres que rodeaban al de ese jefe peruano, habia muchos de extranjeros.
…Se ha dicho que pertenecian a una compañía de bomberos; i repito que ni en Chorrillos ni en Lima habia compañía Garibaldi. La de Lima se llama Pompa Roma, i la de Chorrillos Pompa Italia” (43).
Estas versiones las hemos tomado de la Recopilación de Documentos de Pascual Ahumada, pero también aparece en el Boletín de la Guerra (44) y en la recopilación de las crónicas de Hempel que publicó Walter Douglas Dollenz (45).
Hempel se equivoca totalmente sobre que no existía la Compañía de Bomberos Garibaldi. La Compagñia Italiana di Pompieri Garibaldi N° 1 fue fundada en Chorrillos el 9 de octubre de 1872 por los vecinos de aquel pueblo liderados por el coronel Domingo Ayarza (46), quien murió en la batalla de San Juan (13/I/1881). De esta manera, en 1881 ya estaba bien asentada la Compañía de Bomberos Garibaldi en Chorrillos, que hasta hoy en día existe.
El historiador chileno Benjamín Vicuña Mackenna menciona una compañía de bomberos Garibaldi en el Callao en su obra sobre la Campaña de Lima (47).

Carro extinguidor del Siglo XIX la Compañía de Bomberos Garibaldi Callao. Foto del autor

Sin duda alguna, los muertos que vieron los chilenos con sus gorros que decían Garibaldi eran soldados u oficiales con su uniforme o gorros de bomberos. Recordemos que cada oficial peruano tenía su propio uniforme. “El uniforme de los oficiales era tan irregular como el de los hombres de tropa, y frecuentemente vestían pantalones usados, de ropa común y corriente” (48), señaló el teniente británico Reginald Carey Brenton, observador en el Ejército peruano.
Los relatos de La Patria y El Ferrocarril causaron en las siguientes semanas, la emisión de manifiestos, oficios y artículos en periódicos que desmentían la participación de italianos o de una Legión Garibaldi en las batallas de Lima.
2.- La inexistencia de la Legión Garibaldi
La mejor prueba de la Legión Garibaldi nunca existió es la relación de unidades militares del Ejército peruano publicada en los partes oficiales del general Pedro Silva, Jefe del Estado Mayor de los ejércitos en la defensa de Lima, en donde aparece una relación detallada sobre la composición del Ejército del Norte (Cuerpos I y II), del Ejército del Centro (Cuerpos III y IV) y del Ejército de Reserva. En ninguna de ellas aparece una Legión Garibaldi.
También he revisado el parte diario del Ejército del Centro del 27 de noviembre de 1880 (49) (el único que he encontrado de ese ejército) y no aparece ninguna Legión Garibaldi. Vicuña Mackenna publicó el estado de fuerzas del Ejército del Norte del 11 de enero de 1881 (50) y en su voluminosa obra “Historia de la Campaña de Lima” no hizo mención alguna de la Legión Garibaldi. Cuando Vicuña Mackenna publicó esta obra, ya se había desmentido la inexistencia de este cuerpo.
La primera en señalar que no existió la Legión Garibaldi fue la colonia italiana en Lima. Con el título de Rectificación, el diario chileno La Actualidad publicó lo siguiente:
“Concedemos con gusto un lugar de preferencia en nuestra columnas a la que sigue:
“El Comité Italiano establecido en Lima desde el principio de la guerra actual, por voto unánime de la colonia, con el objeto de representarla en la defensa de su honra, vida e intereses, bajo la base de la mas estricta neutralidad i en armonía con el Comité Internacional, del que hace parte, cree haber llegado al caso de desmentir formal i solemnemente, cuanto hasta la fecha se ha escrito en los periódicos: Las Novedades de Santiago i en el Mercurio de Valparaiso; tanto relativamente a la actitud tomada por la Colonia Italiana en la actual guerra, cuanto por las supuestas lejiones Garibaldina o Bersagliera, que falsos o malévolos noticiosos han dado como existentes; reservándose a presentar documentos auténticos con las debidas apreciaciones, siempre i cuando fuera necesarios.
El Comité
Lima, febrero 7 de 1881”
No podemos ménos que confirmar, apoyándonos en el testimonio del ejército chileno i del público en Lima, la declaración de los directores de la respetable colonia italiana, cuya actitud de estricta neutralidad i cuyos jenerosos esfuerzos en defensa de las propiedades en peligro hemos tenido, ántes de ahora, ocasión de aplaudir en este diario.
No estará de mas manifestar aquí, también, que en las primeras horas que siguieron a la batalla de Miraflores circuló en las filas del ejército vencedor la especie de que había combatido bajo banderas peruanas un número considerable de ciudadanos de Italia. I ello provenia de que, entre los cadáveres que cubrían las líneas peruanas, se encontraban muchos que parecían de europeos de color rubio de los cabellos i la blancura del cútis. Algunos de ellos llevaban prendida al brazo una cinta con el letrero Garibaldi.
Luego se supo que esos cadáveres eran los hombres de la buena sociedad de Lima perteneciente a los batallones de Reserva. Algunos de ellos eran de hijos de italianos, nacidos en el Perú i conocidos como ciudadanos peruanos. El lema Garibaldi lo usaban los miembros de una compañía de bombas muchos de los cuales son peruanos i tomaron las armas.
Es de sentir estas explicaciones, que obtuvimos después de la entrada del ejército a Lima, no llegaran oportunamente al conocimiento de los corresponsales de los diarios de Chile, i que alcanzara a propagarse, en el primer momento, el falso rumor que con razón ha herido la susceptibilidad de una comunidad laboriosa i considerada, que ha dado, en mas de una ocasión, pruebas elocuentes de que sabe cumplir con los deberes de la neutralidad i que, si alguna intervención ha tomado en los asuntos públicos, ha sido para prestar valiosos servicios a la causa del orden i de la civilización, causa que no es del Perú ni de Chile, sino de la humanidad” (51).
A pesar de esa rectificación, siguieron publicándose notas en el diario La Actualidad desmintiendo la existencia de la Legión Garibaldi y culpando de ella al corresponsal del diario La Patria.
“… Por nuestra parte ya hemos tenido ocasión de rectificar esas aseveraciones, cumpliendo un deber de lealtad y de justicia, y creemos que el error durará en Chile lo que demoren en llegar allá las explicaciones que hemos dado, en vista de testimonios respetables, para restablecer la verdad, explicar como nació la equivocación sin malicia alguna de parte de nuestros soldados, que fue causa del error de todos.
Nada mas natural, pues, el corresponsal de «La Patria» que partió para Valparaíso en la tarde siguiente de la jornada de Miraflores no tuviera ocasión de desengañarse mas tarde como todos los que después entraron a Lima.
En un telegrama enviado al presidente de la república por el gobernador de Arica, se dice que la Legión Garibaldi fue exterminada en Chorrillos, y en otro a Valparaíso, que en Miraflores fueron pasados a cuchillo 700 italianos, así es que concluida en dos batallas la famosa legión, es tiempo de que ya desaparezca para siempre” (52).
Debemos mencionar que en las oficinas del diario La Actualidad se podía obtener la suscripción para el diario La Patria de Valparaíso pagando 12 pesos chilenos al año, además de recepción de avisos para ser publicados en ese diario (53).
Casi al mismo tiempo, el canciller chileno Melquíades Valderrama Sáenz de la Peña señaló lo siguiente:
“… En cuanto al supuesto cuerpo de italianos destruido en Miraflores, no pasa de ser una noticia falsa, trasmitida extra-oficialmente en los primeros momentos. Mi Gobierno no ha recibido dato alguno que confirme ese hecho.
Los numerosos oficiales que han figurado como actores en aquella batalla i que han regresado a Chile, desmienten terminantemente esa noticia…” (54).
Para marzo, La Actualidad se mostraba sorprendida de que el rumor de la Legión Garibaldi se haya extendido a Buenos Aires y Montevideo:
“… Es indudable que a estas horas ya se haya hecho la verdad sobre lo ocurrido i que la indignación i los llantos han estado de más. Sabrán en Montevideo y Buenos Aires que no ha habido rejimientos italianos pasados a cuchillo en Chorrillos y Miraflores, antes que todo, porque no han existido tales rejimientos, que a la hora de haberse puesto por delante entre las filas enemigas de uno u otro bando nada era mas natural que corrieran la suerte común, que quien no quiere ver lástimas no va a la guerra.
Por nuestra parte, nos felicitamos de haber contribuido en dos ocasiones al restablecimiento de la verdad con la autoridad de muchos testimonios respetables i el nuestro, que es de testigos de lo ocurrido en ambas batallas” (55).
El teniente de navío italiano Tiletis, quien estuvo en el Callao en la época de las batallas de Lima y conversó con los observadores italianos destacados en los ejércitos de Chile y Perú, señaló que:
“ningún cuerpo o lejion de ciudadanos italianos ha existido jamás entre las filas de los peruanos o que haya combatido por éstos, i por consiguiente, queda sin fundamento alguno la noticia de la prensa chilena sobre la matanza de la lejión italiana, que, como repito, no existía, ocurrida en las jornadas del 13 i 15 de Enero” (56).
El ministro plenipotenciario británico Spenser St. John también fue inquirido por su gobierno sobre la existencia de la Legión Garibaldi y respondió lo siguiente:
“… La realidad de los hechos son muy diferentes de lo contado por los periódicos sudamericanos. No tengo conocimiento de que algún italiano haya levantado las armas a favor de Perú, aunque muchos hijos de italianos nacidos en Perú y reconocidos ellos mismos como peruanos, tomaron servicio en el ejército y se distinguieron.
Cuando nosotros vistamos el cuartel chileno la mañana del 15 de enero, me mostraron sombreros con la palabra Garibaldi y sirvieron para que los oficiales chilenos afirmaran que eran de los italianos que alií habían peleado. Yo repliqué que no había ningún batallón italiano como ellos suponían, que las personas a las que ellos dispararon en Chorrillos bajo esa suposición, fueron miembros de la Compañía de Bomberos Garibaldi quienes usaban ese distintivo para diferenciarse de los peruanos. Aunque manifiestamente desconcertados por esta explicación, los chilenos aún insisten que estos hombres estuvieron en la batalla. Le puedo asegurar que no es cierto. Mi colega italiano tiene testimonios que alrededor de 19 italianos fueron asesinados, algunos fusilados a sangre fría por un oficial chileno, sin evidencia de que ellos participaron en la batalla…” (57).

CONCLUSIONES
Nunca hubo fusilamientos de bomberos italianos cuando ellos apagaban los fuegos del incendio de Chorrillos (13/I/1881), pero sí existen testimonios de italianos asesinados por miembros del Ejército chileno después de la batalla. Lo más probable es que los italianos muertos en Chorrillos por las tropas chilenas eran miembros de la compañía de bomberos Garibaldi, que hasta hoy existe. Con el paso del tiempo, la versión sobre la muerte de los italianos se deformó, combinándose con aquella versión de que los peruanos que saquearon Lima (16/I/1881) abrieron fuego contra los bomberos.
La lista de bomberos italianos que aparece en una placa develada por el presidente Augusto B. Leguía en 1922, menciona un bombero italiano llamado Giuseppe Orengo, pero en verdad se trataba del francés Charles Orengo. También aparece un Paolo Risso cuyo nombre no aparece en relatos del Siglo XIX.
Por otra parte, algunos peruanos que eran miembros de las compañías de bomberos Garibaldi (ya sea del Callao o de Chorrillos) u otras compañías, asistieron a las batallas con su uniforme o gorra, dando origen a la versión chilena de que en las batallas de Lima hubo una batallón llamado Legión Garibaldi, el cual nunca existió.

BIBLIOGRAFÍA
FUENTES

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COMPAÑÍA DE BOMBEROS GARIBALDI N° 6 (ACBG). Archivo histórico.
– Fondazione della Compagnia Italiana Pompieri “Garibaldi” N° 1 Chorrillos.
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-F.O. 177 160 X/L 01571. Año 1879.
– FO 881 4602 X/L01569 Further correspondence respecting the conduct of war against Peru by Chile 1879-81. Año 1882.
– F.O. 61 333 X/L 01118 febrero/mayo 1881.

PRENSA

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EL PERUANO, Lima, 1879 y 1880.
LA ACTUALIDAD, Lima, 1881.

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AHUMADA MORENO, PASCUAL. Guerra del Pacífico. Recopilación completa de todos los documentos oficiales, correspondencias y demás publicaciones referentes a la guerra que ha dado a luz la prensa de Chile, Perú y Bolivia, Tomos IV y V. Valparaíso: Imprenta del Progreso, 1887-1888.
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BRENTON, REGINALD CAREY. Informe de los procedimientos del Teniente Carey Brenton mientras permaneció agregado al Estado Mayor del Cuartel General del Ejército Peruano, comprometido en la defensa de Lima contra los Chilenos. En: Revista de San Marcos N° 20. Lima: Universidad Nacional Mayor de San Marcos, 1983. 102-132.
BULNES PINTO, GONZALO. Historia de la Campaña del Perú en 1838. Santiago: Imprenta de Los Tiempos, 1878.
CAIVANO, TOMASSO. Storia della Guerra D’America fra il Chilì, il Perù e la Bolivia. Roma: Ermanno Loescher, 1882.
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FLORES ROSALES, ENRIQUE ARTURO. Lima es invencible. Una aproximación al panorama capitalino en los inicios de la Guerra del Pacífico. Tesis para optar el título de Magister en Historia. Lima: Pontificia Universidad Católica del Perú, 2012.
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FUENTES ELECTRÓNICAS

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[2019, abril, 27].
– VISITAS GUIADAS HISTÓRICAS. Traslado de los restos de los extranjeros muertos el 13 y 14 de enero de 1881. [En línea]: http://visitasguiadashistoricas1879.blogspot.com/ Disponible en: https://visitasguiadashistoricas1879.blogspot.com/2016/12/traslado-de-los-restos-de-los.html
[2019, abril, 27].

NOTAS

1. El Peruano, jueves 8 de Mayo de 1879. Reglamento de la Guardia Urbana.
2. FLORES ROSALES, ENRIQUE ARTURO, Lima es invencible. Una aproximación al panorama capitalino en los inicios de la Guerra del Pacífico, pp. 33, 81.
3. FLORES ROSALES, ENRIQUE ARTURO. Ciudadanos en Armas. El Ejército de Reserva de Lima en la Guerra del Pacífico (1880-1881), p. 82.
4.Ibídem, p. 235.
5. ACBL. Oficio del coronel Ezequiel de Piérola, jefe de la Plaza de Chorrillos y Barranco, del 30 de septiembre de 1880.
6. PRO F.O. 177 160 X/L 01571. Oficio del cónsul británico John Mark de Julio 27 de 1879.
7. La Actualidad, Lima 26 de enero de 1881. Episodios.
8. ZANUTELLI ROSAS, MANUEL. “Los Diarios de la Ocupación”, en: La Resistencia de la Breña, Tomo II. Lima: Imprenta del Ministerio de Guerra, 1982, p. 234.
9. CASTAGNETO, PIERO. Corresponsales en campaña en la Guerra del Pacífico 1879-1881, p. 21.
10. MELLAFE M, RAFAEL. Mitos y Verdades de la Guerra del Pacífico, Santiago: Editorial Legatum, pp. 169-184. Carta de Robert Ramsay Sturrock a Catherine Anne Young Sturrock. Lima, 18 de enero de 1881
11. La libra esterlina en esa época se dividía en 20 chelines (s) y cada chelín en 12 peniques (d).
12. Boletín de la Guerra. Tacna, marzo 15 de 1880. Decreto de Nicolás de Piérola.
13. Recomiendo leer la obra “George Kiefer and the Necropolis of Ancon” de Linda Jacobs para más datos al respecto.
14. PRO. FO 881 4602 X/L01569 Further correspondence respecting the conduct of war against Peru by Chile 1879-81, pp. 61-63. Declaración de Charles Orengo.
15. Ibíd.
16. Ibíd.
17. Ibíd.
18. Ibídem, pp. 60-61.
19. SEOANE, GUILLERMO. Contra-Memorándum sobre algunas reclamaciones francesas presentado al Tribunal Franco-Chileno, Santiago: Imprenta Cervantes, 1885, pp. 350-351.
20. Ibídem, pp. 96-97.
21. Ibídem, pp. 344-345.
22. Ibíd.
23. Ibídem, p. 346
24. Ibídem, p. 98.
25. Ibídem, p. 346.
26. SOTO CÁRDENAS, ALEJANDRO. Guerra del Pacífico, Los Tribunales Arbitrales (1882-1888), Santiago: Facultad de Filosofía y Educación de la Universidad de Chile, 1950, pp. 235-236.
27. Ibídem, pp. 64-65. Declaraciones de Dolores Leonardi, Inocent Leonardi, Paul Dell’odesco, J. B. Botazzi y Fidèle Giovannini.
28. ACLAND, WILLIAM A. DYKE. Informe de Procedimientos. En: Revista de San Marcos (20), 1983: 98.
29. TRIBUNAL ARBITRAL ÍTALO-CHILENO. El Tribunal Ítalo-chileno en las reclamaciones deducidas por súbditos italianos contra el gobierno de Chile 1884-1888, Santiago: Imprenta Nacional, 1891, p. 329.
30. DEL SOLAR, ALBERTO. Diario de Campaña, 1910, pp. 114-118. Disponible en: http://www.laguerradelpacifico.cl/Biblioteca/diario%20de%20campana.pdf
31. GONZÁLEZ, NICOLÁS AUGUSTO. Nuestros Héroes. Episodios de la Guerra del Pacífico 1879-1883, Lima: J. Boix Ferrer, Editor, 1903, pp. 149-153
32. El Comercio, 13 de enero de 1887. Crónica.
33. CAIVANO, TOMASSO. Storia della Guerra D’America fra il Chilì, il Perù e la Bolivia, Roma: Ermanno Loescher, p. 484.
34. BULNES PINTO, GONZALO. Historia de la Campaña del Perú en 1838, Santiago: Imprenta los Tiempos, 1878, pp. 251-261.
35. PRO. FO 881 4602 X/L01569 Further correspondence respecting the conduct of war against Peru by Chile 1879-81, p. 61. Carta de St. John al Conde Granville; Lima, Agosto 9 de 1881.
36. El Comercio, lunes 23 de enero de 1922.
37. https://visitasguiadashistoricas1879.blogspot.com/2016/12/traslado-de-los-restos-de-los.html
38. CORRESPONSAL DE LA PATRIA. Relación completa de las batallas de Chorrillos y Miraflores escrita en el Teatro de la Guerra, Valparaíso: Imprenta de la Patria, 1881, p. 44.
39. CASTAGNETO, Op. Cit., pp. 432, 481.
40. BOLETÍN DE LA GUERRA DEL PACÍFICO, Santiago de Chile, Febrero 20 de 1881. Batalla de Miraflores, p. 957-958.
41. MARKHAM, CLEMENTS R. The War between Peru and Chile 1879-1882, Londres: Sampson Low, Marston, and Company, Limited, 1882, p. 257.
42. AHUMADA, PASCUAL. Guerra del Pacífico, recopilación completa de todos los documentos oficiales, correspondencias i demás publicaciones referentes a la guerra que han dado a la luz la prensa de Chile, Perú i Bolivia, conteniendo documentos de importancia. Correspondencia detallada e importante describiendo las batallas de Chorrillos i Miraflores, Tomo IV, Valparaíso, Imprenta del Progreso, 1887, p. 510.
43. Ibídem, pp. 527-528.
44. Boletín de la Guerra del Pacífico. Santiago de Chile, Febrero 20 de 1881. Batalla de Miraflores, p. 970.
45. Eduardo Hempel. Chorrillos y Miraflores: Batallas del Ejército de Chile, pp. ; 162-163.
46. ACBG. Fondazione della Compagnia Italiana Pompieri “Garibaldi” N° 1 Chorrillos.
47. VICUÑA MACKENNA, BENJAMÍN, Historia de la Campaña de Lima 1880-1881, Santiago: Rafael Jover, 1881, p. 224.
48. BRENTON, REGINALD CAREY, Informe de los procedimientos del Teniente Carey Brenton mientras permaneció agregado al Estado Mayor del Cuartel General del Ejército Peruano, comprometido en la defensa de Lima contra los Chilenos. En: Revista de San Marcos (20), 1983: 104.
49. ACEHMP. Año 1880, paquete 2. Ejército del Centro.
50. VICUÑA MACKENNA, Op. Cit., p. 928.
51. La Actualidad. Lima, febrero 9 de 1881. Rectificación.
52. La Actualidad. Lima, febrero 14 de 1881. Crónica. También en http://gdp1879.blogspot.com/2014/01/legion-garibaldi.html
53. La Actualidad. Lima, abril 21 de 1881. Avisos comerciales.
54. AHUMADA, Ob. Cit. T. V, p. 243. Oficio de Valderrama al Cónsul General de Chile.
55. La Actualidad. Lima, marzo 5 de 1881. Crónica.
56. AHUMADA, Ob. Cit. T. V, p. 243. Oficio del subteniente de navío Miguel Tiletis al ministro de Italia en Montevideo, p. 243.
57. PRO. F.O. 61 333 X/L 01118 febrero/mayo 1881, pp. 177-180.

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