Andrés A. Cáceres (Perú)

Andrés Avelino Cáceres, nacido en la provincia serrana de Ayacucho el 10 de noviembre de 1836 –día santoral de los Avelinos, que explica su segundo nombre-, es el militar más destacado y polémico del Perú, siendo parte del paraninfo de los máximos héroes nacionales del Perú surgidos de la Guerra del Pacífico.

Hijo del hacendado Domingo Cáceres y de Justa Dorregaray, a quien presumen descendiente del Inca Huaina Cápac, ingresó a la carrera de las armas en 1854 con el grado de alférez.

Ya desde el primer tercio del s. XIX, Ayacucho era considerada una de las regiones importantes del país, y por eso mismo utilizada en ocasiones de escenario y sustento social para algunas de las múltiples insurrecciones antigubernamentales que azotaron la nación peruana en esos años, de manera que el joven oficial participó en varios de los tantos combates librados al fervor de las guerras intestinas.

En 1855 interviene en el alzamiento del general Ramón Castilla contra el Presidente Rufino Echeñique, siendo lesionado en un pie durante la batalla de La Palma ocurrida el 5 de enero de ese año. Esa será la primera de las heridas que sufrirá, algunas de la cuales hicieron parte de la fisonomía reconocible del después famoso caudillo, pues siendo capitán recibe otra en la cara que afecta seriamente la visibilidad de su ojo izquierdo, provocando la laceración del rostro que dejó una cicatriz incorporada al paradigma que lo vincula con el mito de un temperamento áspero y despiadado.

Bajo el gobierno de Castilla va a la guerra contra el Ecuador, siendo parte de las tropas que toman Guayaquil el 7 de enero de 1860, y donde su valiente desempeño es retribuido con el grado de sargento mayor en 1863. Dos años después es elevado a teniente coronel, con el cual participa en la guerra contra España entre 1865-1866.

Comandante del Batallón Zepita desde 1874, la Guerra del Pacífico lo encuentra al mando de esa unidad de infantería acantonada en el Cusco, que complementaba con el cargo de Prefecto de la ciudad. Trasladado al teatro de operaciones tarapaqueño, integra la 1ª. División del coronel Belisario Suárez. Al reestructurarse el Ejército del Sur, sin dejar la jefatura del Zepita, ocupa la comandancia de la 2ª. División, frente a la cual está en la Batalla de San Francisco y el Combate de Tarapacá.

Desaparecida esa división, e incorporado al Ejército del comandante Lizardo Montero en Tacna, lucha en la batalla del 26 de mayo de 1880 a las afueras de esa urbe, encabezando a su unidad tradicional, donde la derrota implica, entre otras razones estratégicas y tácticas de mayor alcance, la pérdida total del batallón. Trasladado a Lima, reorganiza al Zepita, asumiendo la comandancia del IV Ejército en las batallas de Chorrillos y Miraflores, resultando víctima de una grave herida en la pierna derecha durante esta última.

En abril de 1881, plenamente recuperado de su salud, viaja a la Sierra donde es designado Jefe Político y Militar de los Departamentos del Centro por el dictador Nicolás de Piérola, tomando en sus manos la organización del célebre ejército de regulares y guerrilleros que resiste la invasión chilena, facilitada por sus características de liderazgo y su fluido manejo del quechua. Es el periodo de la llamada Campaña de la Breña o de la Sierra.

Derrotado en la Batalla de Huamachuco del 10 de julio de 1883, meses después termina por reconocer el tratado de paz de Ancón firmado el 20 de octubre de 1883 entre el Gobierno de Chile y el Gobierno peruano del general Miguel Iglesias. Sin embargo, no detiene su actividad militar, y después de derrocar a Iglesias toma, por primera vez, la Presidencia de la República durante el periodo 1886-1890. En su segundo mandato, asumido en 1894, el caudillo Nicolás de Piérola le hace una revolución que lo desaloja del poder en 1895.

Cáceres, que ocupara cargos diplomáticos en Alemania y Francia, además de una senaduría, fue elevado a la categoría de Gran Mariscal en 1919. Fallece en Ancón el 10 de octubre de 1923.

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